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Piel de los anfibios – un órgano vital para su subsistencia

Piel de los anfibios
Piel de los anfibios

Los anfibios son animales que se le han descrito distintas características, convirtiéndolos en criaturas muy interesantes para el estudio, ya que estos proporcionan una variada información para comprender la evolución de los organismos del medio acuático al terrestre, así mismo se les da una gran importancia con respecto a que son excelentes indicadores del cambio y contaminación ambiental y por supuesto a la ecología, tanto de la supervivencia en ámbitos de camuflaje o de defensa contra depredadores. La piel de los anfibios es de los órganos en el que se han apoyado para lograr su éxito evolutivo.

¿Por qué la piel de los anfibios es vital?

En general la piel es el órgano más grande del cuerpo animal y cumple diversas tareas en las que tenemos la protección contra el calor, la desecación, defensa de agentes patógenos externos que puedan causar infecciones o enfermedades. La piel de los anfibios tiene la particularidad de que puede funcionar como sistema respiratorio.

Estructura de la piel de los anfibios

La piel de los anfibios, en comparación con otro tipos de animales, presenta características únicas que hacen de esta sea indispensable para la vida, tal como se mencionó anteriormente; para poder cumplir todas esas funciones, su piel presenta una serie de estructuras que le ayudan a llevar a cabo los procesos que allí se dan. La piel de de los anfibios está conformada esencialmente por dos capas, entre la que destacan la epidermis que es la más externa y la componen una serie de capas celulares superpuestas, mientras que la dermis se ha descrito como la capa interna y esponjosa, además, entre estas dos capas se encuentran una serie de estructuras especializadas como lo son las glándulas alveolares.

La epidermis es la capa de la piel de los anfibios más externa y por ende la que proporciona el contacto con el mundo exterior, dependiendo de la especie podemos conseguir que esta capa puede ser lisa, rugosa, áspera y con presencia o no de protuberancias, así como de pliegues. Es necesario destacar que esta capa debe ser permeable para dejar pasar el agua a las siguientes capas, hasta llegar a los vasos sanguíneos donde se da el intercambio gaseoso, lo que le permite a estos animales respirar a través de la piel. Igualmente al ser la capa más expuesta sufre mayores cambios, ya que estos animales mudan la piel de manera periódica, y en algunos casos donde los anfibios pasan más tiempo en el hábitat terrestre, la piel de los anfibios puede presentar queratinizaciones débiles para evitar la desecación.

La capa interna o la dermis es mucho más gruesa, flexible y está altamente vascularizada, esta capa sirve de soporte para otras estructuras llamadas faneras, entre estas estructuras están las glándulas alveolares las cuales podemos dividir en:

Glándulas mucosas: son glándulas que están dispuesta entre la conexión de la dermis y epidermis, tiene como función la producción de moco indispensable para la lubricación de la piel, con la finalidad de mantenerla húmeda y así evitar la desecación por el calor aparte de ayudar al intercambio gaseoso del mismo.

Glándulas venenosas: tal como su nombre lo indica son glándulas que poseen la capacidad de producir veneno, el cual actúa sobre los posibles depredadores que puedan tener en su hábitat natural, este veneno puede actuar inclusive hasta en el sistema nervioso de su atacante.

Glándulas serosas: estas glándulas, al igual que la anterior, tiene la capacidad de producir veneno, pero a diferencia dicho veneno es de color blanquecino y es irritante, lo que hace prácticamente imposible que los anfibios que las posean puedan ser devorados.

Otra estructura presente en la piel de los anfibios son los cromatóforos, los cuales son los encargados de aportar la coloración distintiva que se observa en algunos ejemplares. Todas estas estructuras y su conformación dependerán de cada una de las especies que conforman los 3 órdenes de los anfibios.

Datos importantes de la piel de los anfibios

Como ya se sabe los anfibios están distribuidos en tres órdenes que son los anuros, las cecilias y las salamandras, cada especie que represente a estos géneros tiene características propias en su piel que les ayuda a sobrevivir en el ambiente. Entre algunos ejemplos podemos mencionar el caso de los sapos, los cuales poseen una piel más gruesa y áspera que las ranas, y esto es así puesto que los protege de la desecación de manera más efectiva.

Así mismo la coloración dada a través de los cromatóforos juega un papel muy importante en la piel de los anfibios, ya que estos cumplen dos funciones, la primera servir como camuflaje y así pasar desapercibido tanto para los depredadores como para las posibles presas, y la segunda función seria de advertencia, ya que muchas especies expresan coloraciones fuertes para alertar que son especies venenosas, hecho que han aprovechado especies similares para mimetizarse con coloraciones parecidas y hacerse pasar como especies venenosas.

Es muy importante señalar que estudios realizados a las secreciones de las glándulas dispuestas en la piel de los anfibios, son capaces de inhibir el crecimiento de hongos y bacterias, lo que ha despertado el interés de los investigadores para usar estas secreciones como armas terapéuticas contra algunas enfermedades.

Como dato curioso podemos mencionar que el veneno de algunas ranas como Phyllobates terribilis, la rana dorado venenosa de Colombia es usado para untar en las flechas de los aborígenes cuando van a cazar.

Referencias

– Godoy, L.; Ortiz, L.; Teibler, P.; Acosta, O. (2005)
– Heredia, F. (1969)
– Parra, G.; Flores, O.; Mendoza, C. (2014)
– San Mauro, D.; Zardoya, R. (2014)
– Suazo, I.; Alvarado, J. (2004)


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