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Ranas arlequín, características, alimentación, reproducción

Ficha sobre las ranas arlequín

Las ranas arlequín son un conjunto de anfibios anuros pertenecientes al género Atelopus, el cual se incluye dentro de la familia Bufonidae. Este grupo de anfibios, es el más diversificado dentro de la familia y además es el género que corre mayor peligro, pues la mayoría de las especies se encuentra en alguna categoría de amenaza.

Las ranas arlequín están entre los bufónidos más coloridos y representativos. Las coloraciones llamativas de algunas especies, pueden denotar ser un método de defensa contra el ataque de depredadores, pues las glándulas de su piel producen potentes toxinas que actúan sobre el sistema nervioso y cardiovascular.

El género Atelopus tiene una amplia distribución en el neotrópico. En general, pueden ocupar una gran variedad de hábitats, pues existen especies tanto en bosques húmedos de tierras bajas como en regiones montañosas. Las ranas arlequín se encuentran presentes desde el nivel del mar, en bosques costeros, hasta elevaciones superiores a los 3000 metros, en ecosistemas de páramo. En las especies en las que se ha evaluado el uso de hábitats, queda claro que prefieren los ecosistemas menos intervenidos, en contraste con aquellos que tienen mayor perturbación.

Las ranas arlequín son anfibios de crecimiento lento, pues los individuos crecen unos pocos milímetros al año. Algunos registros señalan que pueden vivir más de 10 años, lo cual es bastante en comparación con otras especies. Los renacuajos de las ranas arlequín son reofílicos, lo que indica que prefieren vivir en microhábitats dentro de los cursos de agua, que poseen corrientes rápidas y alta disponibilidad de oxígeno, donde la competencia por el alimento es menor con otros renacuajos.

Gran parte de las especies están en un notable riesgo de extinción, pues no han sido observadas por varias décadas, incluso se piensa que están extintas. A pesar de esto, recientemente varias especies con más de tres décadas sin ninguna observación, han reaparecido en el panorama científico.

Distribución y diversidad

Las ranas arlequín se distribuyen ampliamente en el neotrópico. El género se encuentra desde Costa Rica en Centroamérica, pasando por Panamá e internándose en Sudamérica en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. También existen algunas especies aisladas en el nororiente de Venezuela y las Guayanas.

Existen aproximadamente 100 especies descritas de ranas arlequín, sin embargo, algunas especies descubiertas, aún no cuentan con una descripción formal, sobre todo en aquellos países que poseen una mayor diversidad de este grupo de ranas. Más del 80% de las especies hacen vida en Los Andes, lo que indica que los ecosistemas montañosos reúnen las condiciones más aptas para la diversificación de las ranas arlequín. Por otro lado, existe un alto grado de endemismo en las especies del género Atelopus, las cuales en muchos casos tienen una distribución muy restringida, por lo cual son muy susceptibles a los cambios ambientales, incidencia de enfermedades e intervención de los hábitats. Colombia es el país que presenta la mayor riqueza de especies de ranas arlequín con 45 especies en total, que representan cerca del 50% del total de especies conocidas, siguiendo en riqueza de especies Ecuador con alrededor de 32 especies, de las cuales 25 son endémicas.

Características de las ranas arlequín

Las ranas del género Atelopus se caracterizan por ser anfibios de pequeño a mediano tamaño. Estos anuros miden entre 3 y 6 centímetros aproximadamente, y son sexualmente dimórficos, siendo las hembras considerablemente más grandes que los machos (alrededor de 40% más grandes). La coloración suele variar entre las especies, las cuales pueden poseer vistosas coloraciones en amarillo, verde o rojo, con patrones dorsales en negro y puntuaciones en rojo. Otras especies son bastante crípticas con su ambiente, siendo de color negro o pardo oscuro. Los machos suelen poseer una coloración ventral distinta, que puede estar relacionada con los eventos reproductivos y a las disputas por el territorio.

Las ranas arlequín se distinguen de otros grupos de anfibios por la presencia de un rostro aguzado y protuberante, con los ojos relativamente pequeños y sus miembros posteriores proporcionalmente cortos. Tanto las extremidades anteriores como las posteriores, presentan el primer dedo reducido. Las manos, en contraste con otros anfibios, no poseen una palmeadura desarrollada, los dedos son delgados y carecen de discos terminales expandidos. Los pies pueden presentar palmeaduras con distinto grado de desarrollo, dependiendo de los hábitos de la especie. La piel puede ser muy tuberculada y glandular, al igual que la presente en otros géneros de la familia Bufonidae, o ser completamente lisa y brillante.

En general, los renacuajos son pequeños, ya que en aquellas especies en los que se conocen, miden aproximadamente 2 cm o menos. La coloración de los renacuajos es de tonalidades oscuras y la cola presenta bandas claras y parduzcas alternadas, además de puntuaciones dispersas de distinto tamaño. Varias especies muestran pequeñas manchas blancas o amarillas sobre la cabeza, muy útiles para el reconocimiento de especies. Los ojos se ubican en una posición dorsal, de manera similar a otras especies que habitan en ecosistemas de aguas corrientes. La boca está conformada por un disco oral que posee dos o tres hileras de pequeños dentículos, tanto en la región anterior como en la región inferior.

Reproducción

La reproducción de las ranas arlequín es muy característica, ya que suele prolongarse por un tiempo considerablemente mayor que en el resto de los anfibios. Una vez el macho atrae a la hembra con sus cantos o a través de la utilización de señales visuales, ocurre el amplexo que puede extenderse por más de tres meses. Durante este período, el macho abraza a la hembra mediante un amplexo axilar y se sujeta de manera firme sobre su lomo, hasta que las condiciones son las necesarias para que ocurra la puesta de huevos. Este comportamiento garantiza que el macho transmita sus genes a la siguiente generación.

Adicionalmente, el retraso de la puesta de huevos permite que se den las condiciones necesarias para que los renacuajos tengan mayores probabilidades de sobrevivir. Una hembra adulta puede colocar entre 200 y 300 huevos que generalmente son de un color amarillo y se disponen en forma de ristras, es decir, largas líneas de huevos uno detrás del otro.

Los huevos son colocados y adheridos a rocas dentro de las quebradas durante el veranillo, cuando los cursos de agua no son tan torrentosos y los huevos no corren peligro de ser destruidos. Una vez los huevos eclosionan, los renacuajos caracterizados por ser pequeños, se fijan mediante una ventosa abdominal a sustratos rocosos, en aquellas zonas donde el agua corre con mayor fuerza, siendo considerados renacuajos gastromizóforos. La supervivencia de los renacuajos suele ser baja en la mayoría de las especies, lo que constituye un factor de importancia en la conservación de las ranas arlequín.

Alimentación de las ranas arlequín

Las ranas arlequín son estrictamente insectívoras. No obstante, no se han realizado estudios detallados de la dieta de la mayoría de las especies, aunque tuvieron una gran abundancia durante la década de los 80. Algunas observaciones indican que son consumidoras de insectos como las hormigas, grillos pequeños, larvas de distintos grupos y artrópodos en general.

La dieta de algunas especies como Atelopus cruciger consiste principalmente en hormigas y varias especies de coleópteros. También son de gran importancia en la dieta de esta especie las larvas de diversos insectos y algunos arácnidos como los ácaros. En Atelopus cruciger, se han reportado diferencias entre sexos en la dieta, lo cual es una consecuencia de los microhábitats empleados por los machos y las hembras y, además, existen diferencias estacionales en la composición de la dieta debido al aumento de ciertos ítems alimentarios como los dípteros, himenópteros y colémbolos, en especial en los machos.

En muchos casos, la dieta de las especies de ranas arlequín dependerá de la abundancia y composición de los insectos en la zona que ocupen. Las hembras suelen tener una dieta más variable que la de los machos. Por otro lado, los renacuajos tienen una dieta especializada en algas, las cuales obtienen raspando el sustrato del cual se adhieren. En cautiverio, los renacuajos pueden ser alimentados con diversas fórmulas de origen vegetal.

Ecología

Las ranas arlequín son principalmente de actividad diurna, siendo mucho más activas en días soleados en los cuales ocurrieron eventos de precipitación leves. Es frecuente observarlas en la proximidad de riachuelos y quebradas o en áreas húmedas, caminando en la búsqueda de alimento o en la búsqueda de pareja. Durante la noche, suelen percharse sobre la vegetación cercana a las orillas de las quebradas, a unos pocos centímetros sobre el suelo, puesto que no son muy buenas trepadoras. Las ranas arlequín son más fáciles de observar durante la época reproductiva, ya que la mayor parte del año se internan en el bosque donde son muy difíciles de observar, desconociéndose en muchas de las especies su historia natural y sus hábitos en esta época. Algunas especies como Atelopus laetissimus prefieren desplazarse en sustratos con rocas y hojarasca.

Durante la época reproductiva, históricamente se reportaban grandes congregaciones de individuos. Los machos se congregaban en grandes cantidades en las orillas de las quebradas, para establecer pequeños territorios y defenderlos de otros machos. Las hembras también respondían a señales visuales, debido a la coloración diferencial presente en la región abdominal de los machos de varias especies. En general, la proporción de machos es superior a la de las hembras en gran parte de las especies de las cuales se tiene esta información, superando en algunas especies la proporción 10:1.

Conservación

Gran parte de las especies del género Atelopus se encuentran incluidas en alguna categoría de amenaza, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, debido al declive de sus poblaciones en todos los lugares donde se distribuyen.

Entre las principales causas por las cuales estos anfibios están en peligro, se encuentra la introducción y expansión de la quitridiomicosis, además de la intervención y contaminación de sus hábitats debido a las actividades humanas. En la actualidad, 4 especies del género han sido declaradas extintas, entre ellas Atelopus vogli en Venezuela, Atelopus senex en Costa rica, además de Atelopus longirostris y Atelopus ignescens en Ecuador.

Por otro lado, más del 60% de las especies conocidas se encuentran en la categoría de en “Peligro crítico”, siendo probable que muchas de ellas estén extintas, ya que son muchos los esfuerzos que se han realizado en las localidades históricas de estas especies, sin lograr el registro de ningún ejemplar. Aproximadamente catorce especies están incluidas en la categoría “En peligro”, tres se consideran especies “Vulnerables” y solo una especie se encuentra en la categoría de preocupación menor, Atelopus franciscus en Guyana. El resto de las especies permanece con “datos deficientes”, por lo que es necesario realizar mayores esfuerzos de investigación para evaluar si estas especies también presentan disminuciones en sus poblaciones

Fenómeno de desaparición

Gran parte de las especies de Atelopus comenzaron a desaparecer de manera simultánea durante la década de los 80. El descenso de las poblaciones ha sido atribuido principalmente a la llegada del hongo quitridio (Batrachochytrium dendrobatidis). Muchas poblaciones de ranas arlequín fueron diezmadas prácticamente en su totalidad y, a pesar de los continuos monitoreos para evaluar su presencia en las zonas que solían ocupar, no se ha obtenido ningún resultado prometedor.

Este fenómeno, de declinación de las poblaciones de anfibios a nivel mundial, ha afectado a una infinidad de especies de varias familias, siendo uno de los grupos más afectados las ranas arlequín y otras ranas con desarrollo larvario acuático. La desaparición de anfibios ha ocurrido en sectores con intervención e, incluso, en áreas prístinas o bajo un régimen de protección especial, lo que indica que su desaparición no puede ser explicada solo por la intervención de los hábitats.

Los especialistas han llegado a la conclusión de que la desaparición de las ranas arlequín, y otros grupos de anfibios, se debe a la sinergia de varios factores entre los cuales se incluyen la destrucción e intervención de hábitats, la contaminación, el cambio climático, la introducción de especies y la propagación de enfermedades.

Muchas especies de ranas arlequín presentaron disminuciones poblacionales abruptas durante las últimas décadas y, en muchos casos, estas disminuciones están relacionadas con años excepcionalmente secos, que probablemente son una señal clara del cambio climático global, que afecta en gran medida a las poblaciones de diversos anfibios. Por ejemplo, en Venezuela, las especies andinas han presentado disminuciones desde la década de los 80, y en la actualidad solo una especie en la Cordillera de la Costa presenta poblaciones relativamente estables (Atelopus cruciger).

Recientemente, durante los últimos 15 años, en un intento por reevaluar el estado poblacional de las especies de ranas arlequín con disminuciones poblacionales, se han redescubierto varias especies que tenían décadas sin ninguna observación. Varias especies, entre las que se incluyen Atelopus varius (Costa Rica), Atelopus subornatus y Atelopus arsyecue (Colombia) y Atelopus cruciger en Venezuela, fueron registradas de nuevo y aparentemente cuentan con poblaciones estables, aunque con una distribución muy restringida.

Referencias

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